En el caso en que un cliente tras realizar una compra no esté conforme con la calidad del producto que ha adquirido y quiera realizar una reclamación, se le atenderá de una forma educada y cortés. Deberemos ejercer una escucha activa y mostrar interés en averiguar el motivo por el cual ha podido pasar eso.
En todo momento se han de evitar las discusiones fuertes y las salidas de tono cuando el cliente nos esté transmitiendo la incidencia, circunstancia que lo único que hará será perjudicarnos y darnos una mala imagen.
Deberemos intentar resolver todos los problemas teniendo en cuenta todas las circunstancias de cada caso concreto, pero siempre atendiendo a las normas determinadas desde la central.
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